Hablar en público es fácil, lo difícil es que nos entiendan. Semana a semana os iré dando algunos trucos sobre la mejor manera de decir las cosas. Por eso, empecemos hoy por lo básico: hablemos claro, hablemos poco y hablemos alto.
Primero, fijemos en una sola frase qué queremos decir. Si no somos capaces de hacerlo, es que no tenemos claro a dónde queremos llegar. A continuación, argumentémosla muy brevemente, porque un discurso nunca es mejor por ser más largo. Y, por supuesto, hagámoslo hablándole al micrófono, manteniéndolo quieto a eso de un palmo de la boca, por cierto.
EL EJEMPLO
¿Cómo le explicas la estrategia diplomática de EEUU en plena Guerra Fría a un montón de alemanes que no entiende tu idioma? Parece complicado, pero cuando tienes que hacerlo rapidito porque además estás a tiro de las armas soviéticas, la cosa se vuelve más emocionante.
Theodore Sorensen, autor de los discursos de Kennedy, lo resolvió con cuatro palabras en Alemán en un discurso de ocho párrafos para leer en cinco minutos junto al temible muro de Berlín: «Ich Bin Ein Berliner» («Soy un berlinés»).
Me parece un curso muy interesante y sobre todo para ofrecer a nuevos políticos y profesores 😉
No hay mejor que saber dejar las cosas claras, tanto en comunicación como en el resto de aspectos de la vida.
Llevo 14 años como periodistas y te puedo asegurar que tener delante a una persona que sepa comunicar bien es tan importante para la empresa/institución/partido a quien representa como para el periodista o eel público al que se enfrente.
Totalmente de acuerdo. Enhorabuena por la idea.