Este video es una parodia, pero no deja de reflejar la realidad con una contundencia sobrecogedora. Parece mentira que haya una gestión de la comunicación amateur (si es que existe) en una industria como el fútbol, que mueve en España 1.800 millones de euros de presupuesto declarado con un impacto económico, social y político brutal.
Teniendo en cuenta la sobreexposición mediática a la que se someten, el hecho de que la mayoría de los jugadores, entrenadores y los presidentes haga y diga lo que le dé la gana sin ningún tipo de estrategia, disciplina o método deja con los ojos como platos. Así se desprende del informe Estudio sobre la comunicación de los clubes de la Liga BBVA, elaborado por el equipo de Comunicar es ganar que comanda Yuri Morejón.
En la mayoría de los casos los equipos de comunicación no superan las tres personas y sus responsables suelen tener menos de 5 años de experiencia en el cargo, si es que no acaban de dejar el programada deportivo local por el que han ganado los contactos con las fuentes del club que han pensado en ellos para el cargo por ser «el periodista de confianza».
Además, aunque la comunicación abarca un montón de claves, tipos de público u objetivos, el principal fin de casi todos los gabinetes es capear el temporal simplemente con los medios de comunicación locales: trabajando para, por y con las radios, las teles o los periódicos. La potencialidad comunicativa del club rara vez existen más allá de este aspecto.
Con estos mimbres no extraña que sólo un tercio de los clubes tenga una distribución y un reparto de funciones claro y especializado en sus áreas de comunicación; sólo una cuarta parte tengan un gabinete de presidencia y que 17 de los 20 presidentes aparezcan en los medios cuando se les ocurre y no en función de una planificación.
La fiesta padre llega al ver como el 90% de los entrenadores y presidentes ni fija ni marca directamente el mensaje de sus jugadores en los medios, que actúan de oídas o, directamente, como se les pasa por la cabeza.
Realmente este descontrol es la punta del iceberg del desastre organizativo de los clubes de fútbol que ha hecho que un buen número de ellos estén en la bancarrota, pese a generar un chorro de dinero procedente de un público cautivo. Cualquiera puede cambiar de pareja, de ciudad, de religión, de sexo, pero no conozco a nadie que haya cambiado de equipo de fútbol.
El problema está en que no se dan cuenta de que tienen un problema. Hay que reconocer que este alucinante informe y las recomendaciones que lo concluyen, realizadas por el equipo de Yuri Morejón en Comunicar es ganar, merecen un repaso más detenidos como el que permite el resumen ejecutivo del informe Estudio sobre la comunicación de los clubes de la Liga BBVA que enlazo.