Los ingleses cocinan de pena, pero comunican de miedo. David Cameron tiene una oratoria tan buena que dan ganas de sentarse a comer palominas mientras mitinea. Esta semana, el primer ministro y líder de los tories está resumiendo cada jornada de la Convención de su partido con vídeos diarios de sólo 1 minuto y no le hace falta más.
Mantiene una naturalidad espectacular, fruto de horas de trabajo en cada gesto, expresión y tono. Es una estrella de la Premier league en todos los sentidos.
EL EJEMPLO
David Cameron transmite que cree en lo que está diciendo, porque ha interiorizado el mensaje. Ofrece razones, pero lo que transmite es su fe en ellas. En su voz, mantiene un tono decidido, pero amable y no deja de mirar a la cámara en ningún momento.
Atención a cómo remarca las palabras clave y cuela los eslóganes con impulsos de voz y gestos con el brazo, movimientos de cejas, giros de cabeza…
Además, la escenografía es perfecta. Parece que le hayan sacado de una reunión de trabajo en la que se lo está pasando pipa. Nada de lo que le rodea molesta y él está en perfecto estado de revista: maquillaje sutil, peinado natural, en mangas de camisa para hablar de temas sociales y de educación. Cameron es el yerno perfecto.
Personalmente me sorprende ese aspecto tan lozano que mantiene, teniendo en cuenta lo agotador que debe ser ejercer el poder con la que está cayendo en la economía mundial y en la sociedad británica.
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